C-Dartmoor Blossom (GC Helvet Can Orson x GCE Dartmoor Dee Bit) |
Al mismo tiempo, en Santa Fe, con un añito y unos pocos meses más de recibida de médica, yo iniciaba la Residencia en Pediatría... Acabábamos de mudarnos desde Rosario, donde vivíamos hacía casi 8 años y realmente costaba. Hacían más llevadero el trance la compañía de Lea, una labradora sin pedigree, y Cora, una gatita de 4 meses, bastante mañosa. Hasta entonces la cría de Labradores era solamente una idea, que en algún momento intentaríamos concretar, alimentada por el portal Mi Querido Labrador, que cada vez más nos hacía gustar de esta gran raza. Fue unos 6 meses después, cuando un poco más instalados, cómodos en una casa de barrio, con patiecito, decidimos ir en busca de nuestra primer reproductora. Comenzamos una ardua búsqueda, contactamos a mucha gente a la que le agradezco entrañablemente, porque de todos y cada uno fuimos aprendiendo... Llegamos entonces a Dartmoor. Hasta allí, no más que una página web más para nosotros, como otras tantas a las que habíamos consultado. Recibimos tan cálida y detallada respuesta a nuestro pedido, de parte de Mercedes, que quedamos encantados. No pasó una semana que ya emprendimos viaje hasta allá. Fueron cinco horas de ida y cinco de vuelta, para pasar en Benavídez sólo dos o tres, pero de las más ricas y maravillosas, simulando el más intensivo Master en la raza que hubiéramos podido soñar. ¿Cómo íbamos a irnos sin Java, que con 6 meses era la perrita más simpática y la más pequeñita en ese momento?
Un mes después, en un finde largo, aprovechamos y partimos con la recién incorporada Java y Lea a Santa Ana, Uruguay. Tanto disfrutamos junto a las dos, que ya no se podía pedir más. Pero, sin pedirlo, unos días después, Mercedes nos ofreció un cachorrón macho, ya que ella no podía tenerlo y prefería ubicarlo con quien ella supiera que iba a darle un buen cuidado, pudiendo requerirlo si lo necesitaba como reproductor. Nos sentimos inmensamente halagados con semejante oferta y creímos que, pese a que otro perro al que atender podría complicar un poco la vorágine cotidiana en la que viviamos, no debíamos dejarla pasar. Dijimos que sí y partimos a buscarlo... Había dos, uno negro y uno rubio. Sólo tenían 8 meses. Yo toda mi vida había soñado con un buen Labrador negro macho y cuando vi a Sr. Eko (C-Dartmoor Black Beauty) me enamoré realmente. El rubio era también precioso, pero con mi escasísima experiencia, apenas me alcanzaba para distinguir que uno era rubio y otro era negro, ja ja! ¡Yo quería el negro! Mercedes hizo caso omiso de mi capricho y me dijo que quería darme el rubio. Yo no dije más y así vino Blossom a vivir con nosotros. Desde el comienzo fue el perro más dulce de todos, compañero, tranquilo, sin ningún vicio ni maldad. Un perro como nunca habíamos tenido otro. Nunca había tenido un perro macho en mi vida y realmente me enamoré de su temperamento. Igualmente, para quienes venían de afuera, se mostraba bastante tímido y sólo unos pocos llegaban a darse cuenta de lo dulce que en realidad era, tratándose de un perro bastante grande, con ladrido grave, no era raro que provocara miedo.
Enseguida Blossom comenzó a asistir a clases de Handling en el Kennel Club, bastante mal llevado por mí. Pero no tardó en captar la atención de muchos. Era realmente un perro increíble. Un día de trabajo un señor al que yo había visto un par de veces en el kennel me llamó y comenzó a preguntarme sobre él. Resultó ser Raúl Bertolini, alguien que ha hecho mucho por la cinofilia en la ciudad de Santa Fe, criador de Pointer y de algunas lechigadas de Labrador. Raúl fue siempre un entusiasta de Blossom y lo utilizó como reproductor con una de sus hembras, curiosamente también Dartmoor, a la corta edad de 15 meses. Blossom siguió trabajando, aunque costaba mucho. Era muy mañoso, no se dejaba acomodar, se sentaba, no se dejaba mirar la boca, su cola parecía que iba a pasarse hacia adelante de tanto que la metía entre las patas. Todo esto sumando a mi propia inexperiencia hacía que perdiera una y otra vez en las exposiciones. Pasó un mes en Buenos Aires con nuestros amigos María Laura y Martín, para tratar de mejorarle un poco la actitud en pista, pero nada cambió demasiado.
Lo que pasó luego, ojalá pudiera contar qué fue, porque en realidad, lo ignoro. Algo sucedió, que hizo que Blossom comenzara a no dejarse tocar el posterior, que inmediatamente se sentaba, luego, rengueras y de pronto notamos que tenía muy buen frente, pero un posterior poco desarrollado. Blossom tenía mucho dolor. Le dolía y eso lo hacía actuar raro y lo hacía desarrollarse raro... Las malas lenguas esparcieron, como no podía ser de otra manera, que él tenía displasia sin preguntar jamás por, los resultados de sus Radiografías de caderas, que eran excelentes. Un largo año pasamos junto a Andrea (Pacitti) haciendo Fisioterapia. Lo cuidábamos de cualquier ejercicio más pesado. Allí mejoró algo, por lo menos logró no renguear en la vida cotidiana. Las expos ya estaban lejos y empezábamos a temer inclusive que no pudiera hacer las actividades de cualquier perro, que no pudiera ni siquiera jugar. Fue muy terrible. Lloramos mucho, lo abrazamos y quisimos mucho más. Nos mudamos entonces al campo, en Candioti, durante 4 meses, hasta que terminaran nuestra actual vivienda. Allí comenzó el cambio. Preocupados, hablamos con nuestro veterinario Francisco sobre la imposibilidad de impedirle que corriera en semejante espacio verde abierto. El nos dijo algo que realmente le agradezco mucho: "que haga vida de perro, déjenlo que corra". Junto a Mariano y Adrián, Blossom jugó y corrió tanto, que sin darnos cuenta, dejó de renguear... Luego nos mudamos y Blossom, a pesar de que lo cuidáramos y no lo lleváramos a todas las largas caminatas, corría como loco cuando jugaba a traer cualquier cosa que hubiera dando vueltas por el jardín... Luego de un año y medio de entrenar a los otros perros, de pronto notamos que no sólo Blossom no renguaba nada de nada (desde ya hacía rato) sino que había desarrollado mucho su posterior. Comenzamos a trabajarlo un poco y notamos que tampoco tenía ninguna de las que nosotros críamos "mañas", que no eran más que dolor, dejándose acomodar y mostrándose divinamente. Levantando la cola como nunca había podido, sin dificultad, sin rodeos. Un mes de trabajo intensivo con Piscuy, bastó para que nos decidiéramos a llevarlo a una Especializada del Labrador en Buenos Aires, donde ganó sus primeros dos CAC mayor. Tres semanas más y llegamos hasta el presente, finalizando la campaña de campeonato más corta posible: dos expos, menos de un mes. Con el enorme aditivo de haber logrado ser el Mejor de Exposición (Best In Show, BIS). Con casi cuatro años, luego de casi dos y medio de no pisar una pista, Blossom al fin se muestra al mundo como siempre debió haber sido. La campaña más corta para el campeonato más largo. Un reconocimiento a un perro increíble, a un gran amigo y compañero. Estamos realmente felices. Más que nunca. Quería contarles ésta, SU HISTORIA, para demostrar que los sueños nunca deben truncarse, sino que se debe seguir, dándole tiempo al tiempo y dejando que las cosas simplemente pasen, aunque sin nunca dejar de trabajar para eso. Nuevamente gracias Mercedes, tu merecidísimo reconocimiento también. Este no es sólo un campeonato más, sino un premio al esfuerzo, al trabajo realizado con amor, con ganas.
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